Vivimos en un mundo donde las empresas y el arte van por caminos distintos. Unas se centran en la creación de valor a través de productos y servicios, y el otro busca revelar lo simbólico y estar en la sensibilidad de lo cotidiano.
Sin embargo, nuestro recorrido nos llevó a preguntarnos qué pueden aprender las empresas del teatro. Esta pregunta fue la que nos llamó a invitar a Diego Starosta, director teatral, docente y actor, a guiar una propuesta para explorar este cruce. Un taller práctico en donde utilizamos herramientas del teatro para reflexionar sobre cómo nos comunicamos y nos relacionamos en el ámbito laboral.
Lo que surgió fue una experiencia que aportó valor, que desarmó estructuras habituales y nos permitió encontrar nuevas formas de mirar la comunicación, la presencia y las dinámicas de equipo.
Para profundizar en todo lo que esta relación nos deja a futuro, Blas Briceño, nuestro CEO, y Diego charlaron sobre cómo el arte y las organizaciones pueden aprender el uno del otro.
Reanudar la realidad: la metáfora práctica del teatro
Partimos de una base: el teatro, dice Diego, funciona como una metáfora práctica que permite reanudar la realidad. Es una forma de arte que actúa en el aquí y ahora, que representa ideas o emociones de una manera concreta. De esta forma, el teatro ayuda a reflexionar, reinterpretar o entender aspectos de la realidad desde una perspectiva distinta.
A través de diferentes actividades, se exploraron conceptos específicos que resonaron tanto en el ámbito teatral como en el empresarial: presencia, acción-reacción, precisión.
En las artes escénicas, la presencia se define como la capacidad de captar la atención plena de los demás mediante una atención enfocada y consciente. “En los procesos productivos no se reflexiona sobre esto, pero descubrimos que la presencia es fundamental para una comunicación efectiva”, dice Blas.
Exploramos el valor de la presencia y cómo esta genera una intensidad y una conexión en la relación con la otra persona. Sin este entrenamiento, la capacidad de presencia se queda como una habilidad innata en algunas personas, excluyendo a aquell@s que no la tienen de manera natural. Ese fue uno de los objetivos del taller: trabajar en estado de presencia constante en relación a nuestras actividades y vínculos.
Esto también se relaciona con lo que en el teatro se conoce como acción-reacción. El concepto paralelo que se estableció para el ámbito empresarial fue la disponibilidad. Durante el taller, se trabajó con el cuerpo, haciendo foco en la acción de alguien y en la reacción física a esa acción.
En el teatro, donde muchas veces se repite lo mismo, entrenar la acción-reacción permite dar vida a cada representación. Fuera del teatro, en situaciones espontáneas como una reunión de trabajo, tener esta disponibilidad es crucial para construir un vínculo de manera efectiva. Es una habilidad que se desarrolla estando alerta y presente para poder enriquecer la comunicación.
Formas, intención y autenticidad en la comunicación empresarial
Diego agregó otro concepto, “la precisión no es sólo técnica; es una relación dialéctica que entrena la intención y la acción”. En las empresas, esto implica enfocar no solo en lo que se quiere transmitir, sino en cómo se estructura esa comunicación, evitando interpretaciones erróneas o pérdidas de significado.
Para estructurar la comunicación, abordamos la forma; maneras de expresar con intención. En el teatro, la forma organiza el cuerpo y la acción, generando una representación clara y efectiva. Y acá hay algo clave. En teatro, la imagen interna no necesariamente se revela al espectador, sino que organiza la actitud corporal de la que hablamos. En el ámbito empresarial, la imagen interna se traduce directamente en cómo se percibe una marca.
Cuanto más implícito y estructurado esté un concepto interno que se refleja en diversos aspectos, más fuerte y genuina será la presencia de esa marca.
Al hablar de marca, es imposible evitar pensar en todas las cosas que tenemos que tener en cuenta a la hora de salir a comunicar: generar impacto, curiosidad y atención. En la economía del conocimiento y las condiciones actuales de producción, intervenidas constantemente por la innovación, esto se vuelve una necesidad.
Y partiendo de ese lugar, lo que se intentó buscar el taller fue la construcción de esta atención a partir de equilibrios y desequilibrios, tensiones y diferencias de ritmo.
Esta búsqueda de equilibrio entre originalidad y estructura se destacó como un valor clave para enfrentar los desafíos de la economía del conocimiento. Y en este contexto, en el ámbito empresarial, existen restricciones que limitan el trabajo y la creación. “En el teatro, aprendemos que lo que parece una limitación puede ser una oportunidad creativa”, explicó Diego.
Un ejercicio del taller fue identificar restricciones autoimpuestas, muchas veces asumidas sin cuestionarlas. Este enfoque ayuda a romper barreras y a aprovechar plenamente los recursos disponibles.
Nuevos enfoques, nuevos aprendizajes
El valor del taller radicó en acercarse a los desafíos empresariales con una perspectiva diferente. Más allá de las herramientas específicas, lo enriquecedor fue el proceso cognitivo generado al aplicar prácticas teatrales en un entorno laboral. “Este enfoque nos permitió ampliar nuestras técnicas habituales, dándonos una nueva manera de abordar el trabajo en equipo y la comunicación”, concluyó Blas.
Esta fue una primera experiencia en la búsqueda de nuevas formas de agregar valor y transformar nuestras prácticas cotidianas, pero sabemos que todavía nos queda camino por descubrir. El teatro actúa como un espejo activo, ofreciendo una representación que no solo refleja la vida, sino que también la reconfigura y nos invita a interactuar con ella de nuevas maneras.
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