Siendo una organización de la industria del software, de la economía del conocimiento, decidimos hace un tiempo amplificar nuestro impacto concibiéndonos también como empresa escuela. Es decir, estructurando procesos específicos que contribuyan al crecimiento de nuestros usuarios, nuestro equipo y toda la comunidad, ofreciendo esos conocimientos en procesos formativos.

Ser empresa-escuela es para nosotros desarrollar una estrategia de aprendizaje para aquellos saberes que son la base de nuestros productos y servicios.

Para nosotros es una estrategia, un desafío y una oportunidad. Acá compartimos algunas ideas que surgen de este recorrido.

Llevar adelante una organización con la premisa de ser también escuela, implica repensar varios supuestos.

Aprender es un proceso que, aunque es mucho mejor entendido hoy que hace veinte años, todavía tiene un recorrido por hacer. Ese saber que surgió del desarrollo excepcional de las neurociencias y las teorías contemporáneas del aprendizaje no se aplica hoy en muchos procesos de trabajo, y a veces ni siquiera en procesos de formación de muchas instituciones educativas.

En el trabajo, en una empresa de software, la necesidad de aprender es constante: nuestros nuevos usuarios necesitan aprender no sólo nuestras herramientas, sino también tienen que saber hacer el mejor aprovechamiento de los procesos donde esas herramientas se insertan. 

Nuestros colaboradores necesitan aprender a explicar, a desarrollar habilidades de equipo específicas para nuestro negocio, además de todo el bagaje de conocimiento de sus profesiones, sean de desarrollo de software o de transmisión de procesos de negocios o conocimientos profesionales necesarios. 

Esas necesidades definen nuestra agenda de trabajo. Teniendo en cuenta que aprender no es solo adquirir conocimientos, sino también cultivar la atención, el compromiso activo, asegurar un feedback adecuado e incluir el espacio para la consolidación de esos conocimientos.

Decidimos, en definitiva, ponernos como propósito ser espacio de aprendizaje para las tres comunidades con las que dialogamos: la comunidad del equipo que formamos los finnencers; la comunidad de las relaciones comerciales y de proyectos compartidos; y la comunidad en general. 

Esa escuela debe estar relacionada con nuestros saberes y con lo que cada una de las comunidades puede necesitar en relación a nuestra experiencia compartida.

Cuando iniciamos este camino de ser escuela, debíamos construir todo de cero. 

Nuestro primer paso entonces fue formar un equipo de varias personas que traían el conocimiento de cómo estructurar aprendizaje. Y en ese momento, nació lo que hoy es “Academia Finnegans”. 

Los lugares de aprendizaje comenzaron a estar relacionados con nuestros dominios específicos de trabajo, y con las experiencias de nuestros clientes. 

Para eso, sumamos el e-learning para organizar contenidos y hacerlos llegar de forma pedagógica pero también para que el aprendizaje pueda estructurarse de una forma digital.

Enseñar a programar fue una elección que se nos impuso por lo conveniente para la comunidad y por lo cercana a nuestro conocimiento. Dimos cursos de programación para la comunidad y fortalecimos esa formación con prácticas en bootcamps de inserción en nuestro ámbito de trabajo. 

Enseñamos a cientos de jóvenes cómo desarrollarse en una profesión de altísima demanda y buena proyección personal y profesional. Decenas de esos estudiantes son hoy parte de nuestro equipo de trabajo.

Sumamos luego, formación en gestión de negocios y en prácticas de digitalización de procesos de trabajo en empresas.  Esa formación alcanzó a nuestro propio equipo, a nuestros clientes, y a muchas personas de la comunidad que encontraron herramientas para evolucionar en sus empleos.

En paralelo, desarrollamos una currícula para el fortalecimiento de habilidades para el trabajo tales como liderazgo, comunicación efectiva, trabajo en equipo, innovación, design thinking, y otras, que complementan saberes técnicos de los profesionales que trabajan en nuestro equipo.

Hoy nuestra agenda sigue enriqueciéndose con nuevos proyectos formativos.

Todo esto implica un compromiso profundo con el aprendizaje y el desarrollo constante de todas las partes. Nos enfrentamos al desafío de estar comprometidos con la idea de ser un lugar donde el conocimiento fluya y el aprendizaje nunca se detenga. 

Ser una empresa escuela significa estar dispuestos a evolucionar constantemente, a compartir conocimientos y a apoyar el crecimiento de todos los involucrados. Nuestra misión es ser una organización que no solo busca el éxito comercial, sino que también se esfuerza por ser un faro de aprendizaje y desarrollo en nuestro entorno.