“Nuestro trabajo se incrementó de una manera exponencial y no lo hubiésemos podido hacer sin Finnegans”
Hablamos con María Travaglino, Luisa Zanuzzi y Cintia Rullo, representantes del Banco de Alimentos de Rosario, para que nos cuenten cómo impactó la emergencia alimentaria en su trabajo diario y cómo lograron una triplicación en sus operaciones con el acompañamiento de Finnegans.
Antes que nada, ¿quieren contarnos cómo nació el Banco de Alimentos de Rosario (BAR) y cuáles son sus valores?
María Travaglino: El BAR es una Asociación Civil sin fines de lucro que desde hace nueve años que está constituido, y desde hace dos o tres años contamos con una sede preparada para todo nuestro trabajo. La misión fundamental del Banco es recuperar alimentos que están aptos para el consumo pero que salieron del circuito comercial por diferentes motivos. Puede ser por problemas de packaging, por problemas de consistencia… Todos los alimentos que no cumplen con exactitud las normas de calidad para comercializarse pero que están realmente aptos para el consumo. Nuestro lema es la comida no se tira y vamos en búsqueda de esos alimentos tanto industrializados como en origen. Tenemos programas con los cuales recuperamos frutas, verduras, cereales, entre otros. Es la misma metodología aplicada en los distintos momentos del proceso del alimento.
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¿A cuántas personas se llega con el alimento que el Banco de Alimentos de Rosario recupera? ¿Cómo impactó la pandemia del COVID-19 en esa llegada?
María Travaglino: El destino de todos los alimentos que logramos recuperar son organizaciones sociales constituidas que brindan un servicio de alimentación gratuito. Pueden ser comedores, merenderos, escuelas, clubes, que tengan una estructura jurídica y que brinden un servicio gratuito. Hasta el momento que inició la emergencia alimentaria nosotros articulábamos con 390 organizaciones, con una población total de 80 mil personas.
Cuando vimos que la emergencia iba a tener esta magnitud, la comisión directiva proyectó junto con la Bolsa de Comercio generar una campaña que trascienda la misión original del BAR para poder acompañar a estas organizaciones en la emergencia. Así surgió Contagiemos Solidaridad. Después se sumaron otros actores importantes y generamos una campaña inédita donde se articula el sector privado y el sector público. El BAR es el centro operativo de alimentos de Rosario, estamos aliados con la Bolsa de Comercio de Rosario y se sumaron la Municipalidad de Rosario y la Provincia de Santa Fé como aliados estratégicos.
Para llevar a cabo esta campaña el BAR modificó su ADN. Antes nosotros no comprábamos alimentos, todo lo que entregábamos era donado. En cambio en esta campaña se recaudan fondos para comprar alimentos y entregarlos a organizaciones sociales. Acá es donde intervienen los otros actores, tanto la Municipalidad como la Provincia realizan aportes económicos, y la Bolsa de Comercio además audita estas compras. De 390 organizaciones que articulábamos antes de la pandemia, hoy ya estamos en más de mil, y de las 80 mil personas a las que llegábamos, hoy pasamos a alcanzar 215 mil.
“Necesitamos una respuesta inmediata de parte del proveedor del sistema y la tuvimos.”
¿Piensan que la digitalización de los procesos fue importante para ayudarlos a gestionar esta triplicación de operaciones?
Luisa Zanuzzi: Sí, seguramente. El sistema es necesario, facilita mucho el trabajo. Los que estamos adentro necesitamos tiempo para dedicar a otras cosas, si tenés que estar renegando con los papeles perdés el eje. A quien no está muy familiarizado obviamente le cuesta adaptarse, es mucho más rápido agarrar una birome y anotar en un papel, tener 200 post-it, pero de esa manera perdés toda la información.
En todos lados hay resistencia al cambio, pero sobre todo en nuestro rubro. Lo social no se suele vincular tanto al desarrollo tecnológico. Pero cada vez hay más herramientas para ONGs y está buenísimo que se empiece a incorporar desde adentro. La Red Argentina de Bancos de Alimentos, que nuclea todos los Bancos de Alimentos de Argentina, busca que todos podamos tener un sistema de gestión unificado. Ellos no están en el campo de acción, sino que están en la parte estratégica, buscando incidencias. Entonces es muy importante para ellos contar con información y datos precisos, y a veces sé que les cuesta porque cada Banco registra su información de maneras distintas. Sería idílico pensar en que todos los Bancos podamos tener el mismo sistema de gestión. Para nosotros dentro de BAR, como para toda empresa imagino, la información lo es todo. La base de datos que tenemos es muy valiosa, actores de la Municipalidad nos piden a nosotros la base de datos, y estaría bueno que pase lo mismo con todos los Bancos.
Nosotros en Rosario somos referentes de esta propuesta justamente por nuestro sistema, porque saben cómo a nosotros nos resultó y cómo nosotros lo llevamos a cabo. Sobre todo después de haber atravesado por este momento, en el que necesitamos una respuesta inmediata de parte del proveedor del sistema y la tuvimos.
María Travaglino: Que el Banco de Rosario sea hoy líder en estas búsquedas de soluciones, que tanto la Ciudad de Rosario como la Provincia de Santa Fé nos hayan elegido para esta campaña por la confianza, por la seriedad, por el trabajo, es en gran parte por el capital que tenemos, y en eso el sistema Finnegans pesa mucho. Si no tuviésemos un sistema que nos permita tener la información precisa, ordenada, en tiempo y forma, probablemente la transparencia nos haya quedado en papeles y no la podríamos transmitir o visibilizar de manera tan rápida como podemos hacerlo ahora.
“Si bien el prestigio y la confianza ya la teníamos, esta herramienta nos ayuda para seguir validando nuestros valores de transparencia”.
Sé que en esta etapa de emergencia incorporaron las herramientas de Finnegans Go para disponibilizar la información a agentes externos al BAR. ¿Qué uso le están dando?
Luisa Zanuzzi: Con Finnegans Go vos podés seguir la campaña y la gestión en tiempo real, literalmente. Cada factura que entra no es que entra al cajón, después a la carpeta y en algún momento se carga. No, entra por el sistema. Todo lo que sale, sale por el sistema. No se emite un despacho si no es a través del sistema.
Se armaron reportes para visores externos, gente de la Comisión Directiva, personas de la Bolsa de Comercio que hacen la auditoría y en general para todos los que estamos siguiendo la campaña. Son reportes para que los externos puedan ver cuánto llevamos gastado, cuáles son las facturas, qué se compró y qué se despachó a cada organización. Son 250 despachos de mercadería que hacemos por día, 20 mil kilos por día. Todo lo ves desde Finnegans Go.
La auditoría que nos hacen está totalmente trazable, desde el peso que entra a la cuenta hasta el paquete de arroz que sale del depósito, todo. Si bien el prestigio y la confianza ya la teníamos, esta herramienta nos ayuda para seguir validando nuestros valores de transparencia.
María Travaglino: yo que soy del Área de Comunicación y que no tengo tanta posibilidad de detectar los números, directamente busco en el sistema. Es mucho más fácil que andar corriendo a la gente para que me dé un dato. Me quedo más tranquila, es más seguro, más colaborativo. Nos terminamos de dar cuenta de eso y lo terminó de demostrar esta situación de cuarentena, en la que muchos trabajamos desde distintos lugares, con distintas realidades, y nuestro trabajo se incrementó de una manera exponencial. No lo hubiésemos podido hacer sin Finnegans. Fue un actor más para poder llegar a estos resultados.
¿Cómo fue la articulación de su equipo con el equipo de Finnegans para poder adaptarse a las circunstancias y que el sistema los pueda acompañar?
Cintia Rullo: La triplicación de entrega la pudimos hacer gracias a la potencialidad que tiene Finnegans y a su equipo. Tanto Blas Briceño en el rol de directivo como Federico Klarich y Luisa Pratesi en Producto, nos respondieron con inmediatez en cualquier momento del día, e incluso fines de semana. Era necesario este apoyo, hay cosas que no hubiésemos podido armar por nuestra cuenta.
Cuando lo necesitamos, en media hora se agregaron turnos intermedios para los despachos y se aumentaron los horarios. Se triplicó la agenda en un ratito, y fue gracias no sólo a la buena predisposición de Federico de hacerlo fuera de hora, sino a la flexibilidad del sistema, no tuvieron que programarlo durante quince días.